La
contaminación lumínica puede definirse como la emisión de flujo luminoso de
fuentes artificiales nocturnas en intensidades, direcciones, rangos espectrales
u horarios innecesarios para la realización de las actividades previstas en la
zona en la que se instalan las luces.

Medidas para prevenir la contaminación lumínica:
1)
Impedir que la luz se emita por encima de la horizontal y dirigirla sólo allí
donde es necesaria. Emplear de forma generalizada luminarias apantalladas cuyo
flujo luminoso se dirija únicamente hacia abajo.
2) Usar lámparas de espectro poco contaminante
y gran eficiencia energética, preferentemente de vapor de sodio a baja presión
(VSBP) o de vapor de sodio a alta presión (VSAP), con una potencia adecuada al
uso.
3) Iluminar exclusivamente aquellas áreas que
lo necesiten, de arriba hacia abajo y sin dejar que la luz escape fuera de
estas zonas.
4)
Regular el apagado de iluminaciones ornamentales, monumentales y publicitarias.
5)
Prohibir los cañones de luz o láser y cualquier proyector que envíe la luz
hacia el cielo.
6)
Reducir el consumo en horas de menor actividad, mediante el empleo de
reductores de flujo en la red pública o el apagado selectivo de luminarias.
Apagar totalmente las luminarias que no sean necesarias.
Para obtener más información consultar:
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